Solo Klásicos...
Paul McCartney en Bogotá, Colombia
19 de Abril de 2012
Cinco de la tarde y el frío nos acobarda en las largas filas a las afueras del Estadio Nemesio Camacho El Campín de la capital colombiana, que últimamente se ha visto perseguida por las largas horas de lluvia intensa que han provocado inundaciones. Miro las nubes y digo -"parece que va a llover"- pero prefiero mentirme y entretenerme con los vendedores ambulantes que me ofrecen los botones, las bufandas, las capas plásticas porque según ellos "más tarde llueve".
Al lado de mi hijo de apenas doce años me siento tan feliz, porque si él ya gusta de los buenos sonidos del rock, de los grandes artistas como Paul; con toda la cola que dejó junto a los Beatles; creo que la herencia o el gusto que le encuentra a bandas como Mago de Oz, Cinderella, Los Ramones y otras tantas, hace que le lata el corazón más seguido sabiendo que en pocas horas va a a ver y escuchar en vivo a uno de sus favoritos; por la leyenda, por su historia, por sus viejas y nuevas canciones, por su vida; pero lo motiva y lo pone muy feliz.
Escuchamos los sonidos conocidos de una guitarra y la voz que lo sigue es la de McCartney quien ofrece unas horas antes del gran concierto, una presentación Plus para unos 30 o 40 fans que pagaron un poco más que nosotros para obtener esa bella oportunidad de verlo en su ensayo y donde hasta padre e hijo colombianos, lograron cantar con él en el escenario, hummm... que envidia!
La fila corre, ya hemos avanzado bastante y la llovizna ya pasó, nos disponemos a entrar no sin ver antes un gran cartel del concierto donde cada uno nos tomamos una foto junto a Paul. Viene la requisa de la policía, la revisión de los maletines y listo! Estamos adentro llegando al escenario, buscamos Gramilla numerada y... Oh Dios: ¡No había visto tantas sillas juntas!.
Tenemos tiempo de ir a los milimétricos baños, porque al ingresar en ellos si se da vuelta a la izquierda se estrella con el lavabo y de giro a la derecha revisar qué encontramos en la tienda de Merchandising (...todo muy costoso), un cartel del concierto costaba $40.000, una camiseta blanca o negra con la figura del Ex-Beatle $50.000, una gorra $30.000 y bueno... la lista es larga; decidimos aguantarnos las ganas y no comprar -"De pronto a la salida encontramos algo que nos guste y que sea más económico", le dije a mi hijo -. Las 2 tiendas de expendio de comidas estaban con largas filas de clientes y aunque la boca estaba reseca mi hijo me enseña que hay que aguantar hasta la salida.
Esta pancarta se sostiene frente a una familia colombiana que da la bienvenida a Paul a Bogotá, donde jamás nos imaginábamos que algún día llegaría uno de los cuatro de Liverpool.
A propósito de familias, aquí sí que me di cuenta de lo que nos heredan los hijos y hasta 4 generaciones más. Veíamos con mi hijo el abuelo, llevado del brazo de su hijo (a) de 40 a 45 años y en la otra mano tomaba a sus hijos y nietos. Eso sí es llevar cola.
Seguimos recorriendo el escenario y vemos con detalle la organización del evento, los guías, el escenario, la gente y la famosa cubierta de la gramilla del Estadio, -"¿Qué le pusieron al fin para protegerla?- le dije a mi hijo. El piso parecía una sola baldosa plástica que cubría la dichosa gramilla por la que se disputaban unos y otros, políticos y periodistas deportivos, para prestar o no el Estadio El Campín. Fernán Martínez (Ex-manager de Juanes), luchó con todos ellos y finalmente pudo hacernos el sueño realidad, El Campín se prestaría finalmente, pagando una millonaria suma en pólizas, para que Sir Paul hiciera escala en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá en su Jet privado y nos deleitara con sus canciones.
Fotografías que tomaba de una de las grandes pantallas del Estadio El Campín |
Estos eran los primeros pasos que Paul McCartney daba en el escenario y todos parecíamos incrédulos, hasta que soltamos unos el llanto, otros aplausos, la mayoría gritábamos desesperados; pero nadie callaba, era como si quisiéramos desahogarnos de una furia profunda que nos consumía, una emoción que se nos estallaba dentro de nuestro cuerpo... me dispuse a limpiar las lágrimas de mi rostro y a disfrutar se dijo!
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